lunes, 26 de febrero de 2018

Subdirector INPEC

Gracias al seminario académico sobre el sistema Penitenciario y Carcelario en Colombia, desarrollado por la Cámara de Representantes en el majestuoso salón Boyacá del Congreso de la República la semana pasada, y liderado por el representante del departamento de Antioquia Dr. Iván Darío Agudelo Zapata, se puede perfectamente entender una de las grandes falencias de la justicia colombiana especialmente en el eslabón más importante, el de la aplicación de la pena y corrección del delito.

Las estadísticas presentadas por el subdirector del INPEC, demuestran la radiografía del problema al momento: la población de internos intramural es de 115.216, detención y prisión domiciliaria 58.388, con dispositivo electrónico del INPEC 5.274 para un total de 178.878 personas recluidas, en cárceles departamentales existen 2.838 detenidos, policías y militares recluidos 972 para un gran total nacional de 182.688 personas privadas de la libertad.

Varios aspectos llamaron la atención como por ejemplo: en Colombia existen 135 establecimientos carcelarios que en su mayoría están técnicamente inadecuados para recibir condenados, aspectos que llevan a tener un 44.5% de hacinamiento, quiere decir que de las 115.216 que representa la población intramural, soló se tiene capacidad para 79.723 reclusos y una sobrepoblación de 35.493. Empecemos a imaginar cómo se maneja ésta parte de la justicia en el sistema carcelario.

Pero aquí viene lo mejor, la planta actual del INPEC para garantizar la protección, control y resocialización, además de los encargados de administrar el sistema es de 14.975 personas, que si se divide en tres turnos de trabajo queda un total de 4.991 guardianes, quiere decir matemáticamente, 1 por cada 37 detenidos, pero aún nos queda otra sorpresa, ésta organización actualmente tiene 80 sindicatos en funcionamiento con un total de 3.669 aforados, cómo quien dice apague y vámonos.

Las anteriores cifras solo son una radiografía de la parte final del proceso jurídico, aquí no vemos las estadísticas de la delincuencia minuto a minuto en el país, la cantidad de delincuentes que sueltan por delitos menores, por mala captura, falta de pruebas, etc, etc, y el sin número de historias que se conocen a diario sobre como las cárceles se volvieron una elegante y especial escuela del crimen, desde donde se maquinan y proyectan, asesinatos, secuestros, robos y una cantidad de modalidades delincuenciales que afectan al mismo pueblo que paga para darles de comer, vestir, dormir, protegerlos y lo peor aún resocializarlos para que salgan como mejores ciudadanos.

Soló queda por hacer unas preguntas: ¿y ahora que vamos a hacer los colombianos al respecto? ¿Qué hará el presidente nobel de paz, administrador de este país que contribuyó dejando en libertad a los carteles de las FARC y próximamente el ELN? ¿Será que a esto no hay que prestarle atención?

“El camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos”

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(Santa Marta - Colombia)

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